martes, 23 de marzo de 2021


 

























Yo, para todo viaje

-siempre sobre la madera de mi vagón tercera,

voy ligero de equipaje.

Si es de noche, porque no acostumbro a dormir yo,

y de día, por los arbolitos pasar,

yo nunca duermo en el tren.

Y sin embargo, voy bien,

!Este placer de alejarse!

Londres, Madrid, Ponferrada,

tan lindos… para marcharse.

Lo molesto es la llegada.

Luego el tren, al caminar, siempre nos hace soñar;

y casi, casi olvidamos el jamelgo que montamos.

!Oh el pollino que sabe bien el camino!

¿Donde estamos? ¿Donde nos bajamos?…

El tren camina y camina, y la maquina resuelta y

tose con tos ferina,  ¡vamos en una centella!


(extracto)


A. Machado

jueves, 4 de mayo de 2017


El hombre no debe avergonzarse de reconocer que esta equivocado, pues al reconocerlo da a entender, en otras palabras, que hoy es mas prudente que ayer.

miércoles, 26 de abril de 2017

Te Regalo Colores




Te regalo colores para pintar tu vida, verde cual primavera, con sus ramas en flor. Y al pasar el estío darán belleza al campo, cuando llegue el otoño como el dorado sol.


Te regalo las nubes que hay bajo del cielo, que forman entre ellas un manto de algodón. También te doy la luna, en su fase de llena, que brilla allá en lo alto luciendo su esplendor. Y si quieres el cielo empolvado de estrellas, con luceros que alumbran y dan su resplandor. Y te doy esa estrella que alumbra por el día que a todos nos calienta con sus rayos, el sol.

Te regalo los mares con sus olas bravías, esas que llegan lejos surcando el ancho mar, las gaviotas que esperan el sustento del día. También las golondrinas que un día volverán.

Te regalo el murmullo del agua de los ríos, los delfines saltando a la orilla del mar. Te regalo las risas de los más pequeñitos. A los niños jugando y escucharles cantar.

Te regalo el silencio de las calles vacías, los besos que nos dimos con ternura y amor. Te regalo  el encanto de la paloma blanca que va pintando el día de amor entre los hombres, de paz y de ilusión.

Iris T.


martes, 11 de abril de 2017


Al pretender mostrarnos a los demás tal como somos, es cuando nos damos cuenta de lo poco que sabemos sobre nosotros mismos. Nos vemos entonces en la necesidad de ir edificando nuestra casa, cuarto por cuarto a medida que las enseñamos a los visitantes.                                                                 
                                                                                                               A. Maurois

viernes, 7 de abril de 2017


El Tiempo es demasiado lento para quienes esperan; demasiado veloz para quienes temen; excesivamente largo para los que sufren; y sobradamente breve para los que gozan. Mas para aquellos que aman, el tiempo no existe.    
                                                                                                         Henry Van Dike

jueves, 6 de abril de 2017


Hay un método magnifico para adaptarse a cualquier cambio. Es un simple ejercicio con efectos de largo alcance: hacer y distinto cada día. No tiene que ser nada en extremo desusado o sorprendente: basta hacer de manera diferente algo acostumbrado. Si siempre nos ponemos primero el zapato izquierdo, ensayemos por comenzar por el derecho. Sigamos por el lado de la calle opuesto al que que solemos tomar.

Tal cosa abre nuevos senderos en el cerebro. Así, al encontrarnos la próxima vez con un obstáculo en alguna dirección del pensamiento o la acción, estaremos en condiciones de aceptarlo en forma constructiva, o idear una manera de salvar lo que antes habríamos creído que nos conduciría a un callejón sin salida.

Muy aparte de cultivar la habilidad de adaptarse, esa disciplina es también provechosa y grata, tanto al practicarla como al encontrar las nuevas puertas que nos abre.    J. H.



miércoles, 29 de marzo de 2017

Un viejo ermitaño fue invitado cierta vez a visitar a la corte del rey mas poderoso de aquella época.

-Envidio a un hombre santo como tu, que se contenta con tan poco -comento el soberano.

-Yo envidio a vuestra majestad, que se contenta con menos que yo -respondió el ermitaño.

-¿Como puedes decirme esto, cuando todo el país me pertenece? -dijo el rey, ofendido.

-Justamente por eso. Yo tengo la música de las esferas celestes, tengo los ríos y las montañas del mundo entero. Tengo la luna y el sol, porque tengo a Dios en mi alma. Vuestra Majestad, sin embargo, solo posee este reino.

jueves, 30 de junio de 2016


Sostengo que es un ente el pensamiento, dotado de alas, de un cuerpo y de un aliento; y que al mundo por nosotros es enviado para llenarlo con su bueno o malo resultado. Nuestro secreto pensamiento, así llamado, va de nosotros al rincón mas apartado, dejando bendiciones o desgracias, como huellas tras de si, por donde pasa. Nuestro futuro el pensamiento va labrando, sin enterarnos de que tal esta pasando, empero el universo a si se fue formando. El pensamiento es otro nombre del destino; escoge pues, tu suerte y tu camino, que del rencor nace el rencor, mas del amor, amor divino... 

 Henry Van Dyke

sábado, 25 de junio de 2016


Hace unos días acompañe a un  amigo mío al puesto de periódicos, en el que compraba un periódico y dio cortésmente las gracias al recibirlo. Me extrañe que el vendedor no le correspondió ni siquiera con un simple ademán.

-Huraño el tipo, ¿no te parece? – comente al alejarnos.

-Siempre es así –repuso mi amigo encogiéndose de hombros.

-Pues entonces, ¿porque eres atento con él?

-¿Y porque no he de serlo? ¿Ha de ser el, y no yo mismo, quien decida como he de actuar?

Al reflexionar en esta experiencia deduje que la palabra más significativa empleada por mi amigo fue actuar. En el trato con los demás, mi amigo actúa, en tanto que la mayoría de nosotros reaccionamos de acuerdo con la actuación ajena. Posee mi amigo el íntimo equilibrio que nos falta a la generalidad de los hombres. Tiene clara conciencia de su personalidad, de sus convicciones, de la manera como debe comportarse. Rehúsa corresponder a la descortesía de los demás mostrándose el mismo en la misma actitud, porque hacerlo así sería perder el dominio de la propia conducta.

El mandamiento del Evangelio que nos enseña a vencer el mal con el bien, se ve un precepto ético vital; añadido como una valiosa salud emocional.

No hay infelicidad comparable a la del hombre que en vez de actuar se limita solo a reaccionar. El centro de gravedad de sus emociones reside en el mundo exterior, no en su mundo íntimo, que es en donde debiera residir. Fluctúa de continuo el temple de su ánimo: ora sube, ora baja, influido siempre por el clima social en que se halle; vive a merced  de las mudables condiciones del ambiente.


Si las alegrías le llenan de euforia que sobre ser falsa es efímera, porque no nace de la seguridad del propio merecimiento, las censuras le deprimen más de lo justo, porque le confirman en las dudas que abriga acerca de sí mismo. Cualquier desaire le hiere; la sola sospecha de que no es persona bien vista en determinado grupo, le enfurece.

No gozara jamás de serenidad de espíritu quien no sea dueño de sus actos. Permitir que dependa de extraños nuestra amabilidad o nuestra rudeza, nuestro entusiasmo o nuestro abatimiento, equivale a dejar que sean otros los que rijan nuestra personalidad, la cual es, en último análisis, lo más nuestro. Bien mirado, el único y verdadero dominio del hombre es el dominio de sí mismo.

jueves, 23 de junio de 2016


Paseando un día por el bosque me senté a descasar a orillas de un claro, apoye la espalda contra un tronco y me quede dormido. Al despertar oí un ruido confuso. La luz se filtraba oblicuamente por entre los árboles, dando al claro del bosque el aspecto de una majestuosidad catedral. Sobre una rama muerta estaba posado un enorme cuervo; tenía en el pico un polluelo que se retorcía.

Los sonidos que me había despertado eran los gritos de ira y angustia de los padres del pichón, que volaban impotentes en torno al claro. El reluciente monstruo negro era diferente a ellos. Trago, se limpió el pico contra la rama y luego se quedó quieto. De pronto comenzó a levantarse de toda la zona aledaña del bosque una algarabía de protesta. En el claro entraron volando pajaritos de media docena de especies, convocados por los lamentos de los padres. Y todos emitían gritos de dolor e indignación. El claro se llenó con el ruido de sus aleteos y chillidos. Aleteaban como señalando al asesino con la punta de las alas. El otro había quebrantado una ética intangible. Todos sabían que era un pájaro de la muerte. Y el asesino, el ave negra e intrusa en el corazón de la vida, seguía posado en su rama, reluciente a la luz del sol, quieto, impasible.

Ceso el coro plañidero y entonces presencie el dictamen de los pájaros. Fue un fallo a favor de la vida, en contra de la muerte. Jamás volveré a sentirlo tan claramente emitido. Jamás la oiré en notas más trágicamente prolongadas. En medio de su protesta, olvidaron la violencia. En el silencio del claro del bosque se oyó primero, tímidamente el reclamo alegre de un gorrión. Por último, tras penosos aleteos, otro se unió al canto, y luego varios más fueron entonando sus vivas notas, vacilantes al principio, como si algo vil se estuviese relegando lentamente al olvido. De pronto los demás pájaros tomaron aliento y muchas voces se sumaron al alegre coro. Cantaban porque la vida es bella, y la luz del sol hermoso. Entonaban melodías a la sombra siniestra del cuervo. En realidad ya habían olvidado completamente al torvo y maligno asesino, pues eran los cantores de la vida, y no de la muerte.

  Yo, para todo viaje -siempre sobre la madera de mi vagón tercera, voy ligero de equipaje. Si es de noche, porque no acostumbro a dormir yo...