“Cuando más llena esta la luna, comienza a menguar, y cuando es más negra, comienza a crecer”.
Hay en este antiguo refrán chino cierta reposada sabiduría, que ante a como vienen las circunstancias de la vida, nos permite mantenernos ecuánimes, no solo ante las dificultades o la desdicha, sino ante cualquier ráfaga de inesperada buena fortuna que pudiese exaltar demasiado a más de uno. Nos sirve de consuelo y esperanza en la certeza de que aun las horas más negras de nuestras dolencias e infortunios llegaran a su fin, pero es a la vez una advertencia de que no se deben sobrestimar las glorias pasajeras de la opulencia, el poderío o algún golpe extraordinario de buena fortuna. Es consuelo y advertencia no solo para el individuo sino también para los gobiernos, las naciones y sus dirigentes: un brevísimo compendio de todo lo que la historia y la experiencia humana nos enseñan. Y más aun, podríamos decir que es un eco de la ley y el orden que rigen la estabilidad del Universo.
Hay en este antiguo refrán chino cierta reposada sabiduría, que ante a como vienen las circunstancias de la vida, nos permite mantenernos ecuánimes, no solo ante las dificultades o la desdicha, sino ante cualquier ráfaga de inesperada buena fortuna que pudiese exaltar demasiado a más de uno. Nos sirve de consuelo y esperanza en la certeza de que aun las horas más negras de nuestras dolencias e infortunios llegaran a su fin, pero es a la vez una advertencia de que no se deben sobrestimar las glorias pasajeras de la opulencia, el poderío o algún golpe extraordinario de buena fortuna. Es consuelo y advertencia no solo para el individuo sino también para los gobiernos, las naciones y sus dirigentes: un brevísimo compendio de todo lo que la historia y la experiencia humana nos enseñan. Y más aun, podríamos decir que es un eco de la ley y el orden que rigen la estabilidad del Universo.