jueves, 6 de abril de 2017


Hay un método magnifico para adaptarse a cualquier cambio. Es un simple ejercicio con efectos de largo alcance: hacer y distinto cada día. No tiene que ser nada en extremo desusado o sorprendente: basta hacer de manera diferente algo acostumbrado. Si siempre nos ponemos primero el zapato izquierdo, ensayemos por comenzar por el derecho. Sigamos por el lado de la calle opuesto al que que solemos tomar.

Tal cosa abre nuevos senderos en el cerebro. Así, al encontrarnos la próxima vez con un obstáculo en alguna dirección del pensamiento o la acción, estaremos en condiciones de aceptarlo en forma constructiva, o idear una manera de salvar lo que antes habríamos creído que nos conduciría a un callejón sin salida.

Muy aparte de cultivar la habilidad de adaptarse, esa disciplina es también provechosa y grata, tanto al practicarla como al encontrar las nuevas puertas que nos abre.    J. H.



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